Como se suele decir, parece que fue ayer, pero ya ha pasado todo un año desde que nos disfrazamos de personas elegantes (con maquillaje y todo, algo casi inédito) y le dijimos a un señor que ceceaba ante nuestros seres queridos que nos queríamos y que queríamos tener un papel que oficializase una relación que había empezado unos diez años antes (gracias otra vez a los que, desde la cercanía o la distancia, compartieron con nosotros aquello).
Aunque de forma recurrente hay quien me pregunta qué tal la vida de casada (una pregunta algo tonta porque ya llevábamos, como digo más arriba, una década juntos y dos años viviendo bajo el mismo techo cuando nos casamos), la verdad es que no creo que haya cambiado nada entre nosotros, y quiero que siga sin hacerlo.
En términos objetivos, no ha sido un buen año. Han pasado demasiadas cosas malas (algunas siguen pasando, pero espero que pronto se acaben) pero, al margen de eso, para nosotros, como pareja, matrimonio o como quiera decirse, ha sido un gran año.
Junto a «¿qué tal la vida de casada?», la otra pregunta habitual es «¿cuándo vais a tener hijos?», algo que nadie nos había preguntado hasta que nos casamos, tal vez porque la gente da por supuesto que en cuanto pasas por el altar, el juzgado o el ayuntamiento tienes que ponerte a procrear enseguida. Nuestra respuesta a esa pregunta no es un no rotundo, sino un por ahora, no. ¿Quiere decir eso que dentro de unos años sí, o que nunca los tendremos? No lo sé. Sólo sé que por ahora no vamos a tener hijos. Los tendremos cuando queramos, si es que llegamos a quererlo. Cuando le dije eso al último que me preguntó, me respondió algo así como «tú con tu cine tienes bastante». Mientras educadamente contesté un «sí, claro», pensé que es con mi marido con el que tengo más que suficiente.
Ahora podría enumerar sus muchas virtudes (las de mi marido), y todas las cosas que cada día me hacen sentirme a gusto con él, tan a gusto como no he estado con nadie nunca, pero no creo que haga falta. Él sabe que le quiero, y yo sé que él me quiere. ¿Por qué nos queremos? Ni lo sabemos, ni nos importa.
En realidad nuestro verdadero aniversario es el 13 de enero, pero ahora, aprovechando que los astros se han confabulado para que coincidamos en nuestros días de descanso, saldremos a celebrar el oficial. ¿Con una escapadita a un idílico y remoto paraje? ¿Con una cena con velas a la luz de la Luna y con suave música de violines de fondo? Pues no. Vamos a hacerlo viendo Malditos bastardos. A estas alturas ya tenemos claro que para que algo sea romántico sólo necesitamos estar juntos.
Debe estar conectado para enviar un comentario.