Cáncer de mama, reconstrucción del pecho y la Sanidad andaluza

Quirófano
Foto: Piron Guillaume (Unsplash)

En Andalucía hay más de 1.200 mujeres con cáncer de mama esperando una reconstrucción de pecho. La cifra, proporcionada por la Consejería de Salud de la Junta y publicada por ABC, se refiere al periodo comprendido entre finales de 2016 y febrero de 2018. Puede que algunas de esas pacientes hayan sido ya intervenidas, pero lo que es seguro es que en estos últimos seis meses, no incluidos en ese dato, se habrán inscrito unas cuantas mujeres más (sólo en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla atienden cada año a más de 800 nuevas mujeres con cáncer de mama).

La información apunta que la media de espera en Andalucía es de 368 días. En algunas provincias el tiempo es de ciento y pico o doscientos días, pero en otras como Sevilla o Córdoba rondan el año. Si estás en Granada, tendrás que esperar 857 días.

857 días.

Habrá quien diga o piense que tampoco es para tanto, que no es una operación urgente, que no depende de ella la vida de nadie, que es solamente algo estético.

Ya.

No voy a hablar aquí del daño que supone para una mujer perder un pecho (o los dos), ni tampoco de los beneficios de reconstruirlos lo antes posible porque no es el tema que quiero tratar. Prefiero centrarme en las listas de espera.

La noticia de ABC recoge palabras de la consejera andaluza de Salud, Marina Álvarez, para explicar (o algo así, porque en realidad no aclara demasiado) estas espantosas cifras:

“El proceso reconstructivo se realiza en varios tiempos y el intervalo que transcurre entre ellos está vinculado a factores como el tipo de procedimiento quirúrgico realizado o el tratamiento adyuvante (radioterapia y quimioterapia), dada la posibilidad de que impida proseguir o retrase el proceso quirúrgico. También es relevante el estado clínico general de la paciente y el estado de los tejidos para hacer la intervención”.

Si no es posible iniciar la reconstrucción de la mama justo después de la mastectomía (en la misma intervención, a menudo) porque la paciente necesite quimioterapia y/o radioterapia, es frecuente que hasta que no haya terminado con todo esto no pase a cirugía plástica para abordar el asunto de la reconstrucción. Es decir, que no entra en la lista de espera para la nueva operación hasta varios meses (en ocasiones casi un año, depende del tratamiento) después de la mastectomía, un periodo que hay que añadir a los tiempos de espera de más arriba. Probablemente no conste en ninguna estadística el tiempo efectivo que transcurre entre la mastectomía y la reconstrucción.

Según la consejera, dice ABC, “la planificación de los tiempos quirúrgicos se realiza de forma personalizada y es el especialista responsable de la intervención quien decide qué momento es el más indicado para llevarla a cabo”. No quiero ofender a la consejera, pero esto es, cuanto menos, inexacto. Si estamos hablando de uno o dos años de espera, ¿cómo va a decidir el cirujano el momento para realizar la operación?

En estos datos de la Consejería, como es normal, se incluyen los distintos tipos de intervenciones de reconstrucción de mama que se llevan a cabo, incluida la que más esperas conlleva, la que se realiza con tejido de la propia paciente, la opción más viable para quienes pasan por radioterapia y una cirugía bastante complicada que, por ejemplo, en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla se realiza una vez a la semana (esto era así hace unos meses, parece que de cara al nuevo curso se van a reforzar los equipos). Como no se desglosan los datos, no es posible saber cuántas de las 538 mujeres que estaban hasta febrero en la lista de espera en Sevilla están pendientes de esta intervención concreta.

Por cierto, ni que decir tiene que los servicios de Oncología hace eones que están mucho más allá del colapso. Si en un solo hospital hay 800 nuevas pacientes al año solo con cáncer de mama, imaginad a cuántos pacientes nuevos con otras patologías atienden cada año. Y a ello hay que sumar a los pacientes antiguos.

Como ocurre no solo con la Junta de Andalucía sino con cualquier Administración, lo peor de todo esto es la propaganda, el tenemos la mejor Sanidad del mundo, técnicas pioneras, avances estratosféricos, buque insignia, servicios sociales fenomenales, Andalucía imparable y mil estupideces más que salen día sí, día también en los medios y que son mentira.

Este buque insignia es el mismo que le envió una cita a mi madre para una mamografía casi un año después de haber fallecido, el que llamó a mi abuela para evaluar a mi abuelo como candidato para ser beneficiario de la Ley de Dependencia una semana después de su entierro (un año después la volvieron a llamar para ver qué tal seguía mi abuelo), el que llamó a mi cuñada (la hermana de mi marido) para evaluar a su madre (mi suegra) también para la dependencia cuando estábamos en el funeral de la mujer.

Volviendo al tema de este artículo, caso real cercano resumido brevemente: mastectomía, quimioterapia, radioterapia, inscrita en lista de espera para reconstrucción (la operación con tejido propio de la paciente) ocho meses después de la primera intervención. Cita para analítica de preanestesia tras 550 días en lista de espera (que se añaden a los ocho meses de la pausa anterior), cita con el anestesista un mes después de esa analítica, sin previsión de cuándo tendrá lugar la cirugía.

Y ahora esa mujer, que hace ya tiempo, por suerte, que está intentando retomar su vida normal, tiene que volver al circuito hospitalario. Es de suponer que, como mínimo, tenga dudas. ¿Cuántas habrá que se echen atrás después de tanto tiempo esperando? ¿Habrá estadísticas de eso?

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